Nuestro Señor en su Santo Evangelio
Nuestra espiritualidad es profundamente mariana. Nuestra Congregación toma a la Santísima Virgen María como modelo con el fin de imitar su vida de oración, de penitencia, pobreza, castidad, obediencia y fe, queriendo por eso mismo obedecer a la Orden de Cristo cuando murió sobre la Cruz, tomando como San Juan, a María por nuestra Madre. Guardamos la celebración de la Misa según el rito Tridentino así como una amplia parte consagrada a la Adoración para dar prueba de nuestra fe en la Verdadera Presencia de Cristo en la Eucaristía; y guardamos también los ritos de los sacramentos de antes de Vaticano II en el mismo concepto que algunas iglesias orientales mantienen sus ritos propios y seculares.
La vida de los miembros de la Fraternite Notre Dame es profundamente evangélica poniendo más concretamente en su vida el pasaje de las Bienaventuranzas para ser a los ojos de todos un fermento de paz y unidad en un mundo donde el amor se enfrió.
Nuestro Señor a Monseñor Jean Marie, 6 de septiembre de 1974
La Santísima Eucaristía es la Presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Hostia con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad.
Ahora bien es gracias al Santo Sacrificio de la Misa, por el Sacerdote, que Nuestro Señor se da a nosotros. La participación al Sacrificio Eucarístico es un verdadero encuentro con el Cristo Resucitado.
"Venid a Mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, que Yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón: y hallaréis el reposo para vuestras almas. Porque suave es mi yugo, y ligero el peso mío".
(San Mateo, Cap. XI, v. 28-30)
La devoción a la Divina Misericordia se puede expresar a través de la veneración de la imagen del Cristo Misericordioso, mostrando la herida de su costado de donde surgen dos rayos de luz, símbolo de la Sangre que aumenta la vida en las almas y el Agua que las purifica.